La efectividad se puede aprender

Peter Drucker decía que ser efectivo es “hacer las cosas correctas”, y que eso es lo que se espera de cualquier trabajador del conocimiento. Ser efectivo es algo que cualquier persona querría ser en todas las circunstancias de su vida, no sólo en cuestiones profesionales.

Aunque el conocimiento, la inteligencia y la creatividad son recursos esenciales para hacer bien las cosas, sólo la efectividad genera resultados. Trabajar en las cosas correctas es lo que hace que el trabajo sea efectivo.

Curiosamente, no se nos enseña a ser efectivos en el sistema educativo actual, por lo que debemos ser nosotros mismos los que, proactivamente, busquemos la mejor manera de producir resultados. Es nuestra responsabilidad contribuir a mejorar las capacidades de la organización en la que trabajamos, a mejorar algún aspecto de la vida de nuestros clientes, a mejorar la vida de quienes nos rodean…

La efectividad es la herramienta fundamental del trabajador actual. Cualquier trabajador del conocimiento es un ejecutivo en su nivel (tenga subordinados o no), ya que tiene que planificar su trabajo, organizar, priorizar, ejecutar y medir resultados. El trabajo efectivo no se mide por cantidades ni costes. Son los resultados los que lo definen.

Paradójicamente, vivimos en una realidad que demanda efectividad y, a la vez, hace que ser efectivo sea tremendamente difícil para todos.

El entorno nos exige inmediatez, y llegamos a tener tantas cosas que hacer que a veces se hace difícil parar, levantar la cabeza y redirigir nuestra atención a las cosas que realmente producen los resultados que queremos.

Sólo nosotros podemos cambiar esta realidad, tomando conciencia de la situación y haciendo lo necesario para revertirla. Si no actuamos de forma deliberada, el flujo de acontecimientos determinará lo que hacemos.

Para ser efectivo necesitas unos criterios objetivos que te permitan ver la realidad por encima de todo ese flujo de eventos que gobiernan tu vida y trabajar en lo que es realmente importante, lo que produce resultados y contribuye.

La efectividad se puede aprender. Al fin y al cabo se trata de un hábito, un conjunto de prácticas que debes repetir una y otra vez hasta que se conviertan en un acto reflejo, algo en lo que ni siquiera piensas porque se ha integrado completamente en tu conducta.

No hay una personalidad específica que determine quién puede ser efectivo y quién no. Hay personas efectivas con diferentes conocimientos, habilidades, intereses, temperamentos, formas de ser, etc. Según Peter Drucker, las características que definen a la gente efectiva son:

1. La gente efectiva sabe lo que hace con su tiempo. Trabajan sistemáticamente para tener la mayor parte de su tiempo bajo control.
2. La gente efectiva se centra en contribuir. Concentran sus esfuerzo en obtener resultados, no en trabajar más.
3. La gente efectiva se apoya en sus fortalezas, es decir, en lo que saben y pueden hacer mejor.
4. La gente efectiva se concentra en unas pocas áreas donde saben que un rendimiento superior producirá resultados excepcionales.
5. La gente efectiva toma decisiones efectivas. Y esto lo pueden hacer porque tienen una estrategia en marcha, un sistema de gestión personal.

Si queres ser efectivo, GTD es la herramienta perfecta. GTD es un sistema de gestión personal que te proporciona criterios objetivos para decidir qué es importante en cada momento y, por lo tanto, hacer las cosas correctas.