Cuando debes abandonar un proyecto

Abandonar un proyecto está muy mal visto. Abandonar, en general, está mal visto. Salvo que lo que vayas a abandonar sea un mal hábito, como el alcohol, el tabaco o las drogas, abandonar es de perdedores y de cobardes. Abandonar es fracasar. Es pecado.

¿Te suena? Seguro que escuchas y lees continuamente frases como “nunca te rindas”, “inténtalo una vez más”, etc. Yo mismo he hablado recientemente en este blog de lo importante que es perseverar para tener éxito en un proyecto.

Todos libramos una especie de batalla moral para continuar con las cosas que hemos empezado, y eso está muy bien siempre que lo que hemos iniciado siga conservando los valores y beneficios que al principio se le suponían. Sin embargo, hay ocasiones en las que continuar con un proyecto puede ser totalmente contra-productivo, y abandonarlo es, por lo tanto, la decisión más inteligente.

¿Cuándo ocurre esto?

• Cuando la razón por la que empezaste ya no es válida. Pregúntate por qué lo estás haciendo, por qué es tan importante… y no te sientas mal si esa razón ya no te parece tan determinante. ¿Vas a solucionar algún problema real? ¿es útil? ¿puedes ayudar a la gente? ¿te ayudas a ti mismo? ¿proporciona algún valor?

• Cuando tus prioridades han cambiado. Tu vida es un proceso de cambio. Tus pensamientos, tus ideas, tus opiniones, tus sueños, tus objetivos… todo cambia. Si tus prioridades han cambiado, perseverar en un proyecto que ya no contribuye en nada a tus objetivos es, simple y llanamente, una pérdida de tiempo. ¿Qué podrías estar haciendo si no tuvieras que hacer esto?

• Cuando los perjuicios a largo plazo no compensan los beneficios a corto plazo. Si estás trabajando muy duro en algo que quieres, pero eso está afectando a tu persona, a tu salud, o a tus relaciones con tu familia y amigos, tienes un conflicto de áreas de responsabilidad. Tendrás que reflexionar y evaluar qué es más importante. ¿Tener éxito en el proyecto te compensará perder a tu pareja? Bueno, todo es posible, pero piénsalo.

• Cuando ya no te diviertes. En todo proyecto hay altibajos, hay cosas que te encanta hacer y otras que preferirías no tener que hacer. Eso es normal. Pero si un proyecto o actividad se ha convertido en una mera obligación que simplemente consume tus energías, debes plantearte dejarlo. Hagas lo que hagas en esta vida, deberías disfrutar al menos un poquito.

• Cuando hacer más cosas ya no producen mejores resultados. Hay proyectos y actividades en la vida, en las que llegado un punto, hacer más no permite mejorar el resultado, o al menos, hay que hacer un esfuerzo muy grande para obtener una mejora muy pequeña. Si es así, puede que haya llegado el momento de parar.

• Cuando los resultados previstos ya no justifican el coste. Es posible que el tiempo o el dinero invertido haya superado con creces lo que habías previsto y resulte que, aún en el caso de finalizar el proyecto de manera exitosa, el valor obtenido no va a compensar nunca el esfuerzo.

No es lo mismo abandonar cosas que importan que abandonar cosas que ya no importan. Esto último es incluso recomendable, y no debería confundirse nunca con fracasar.