¡Céntrate en lo importante! Pero ¿qué es lo importante?

A pesar de que estamos en una época en la que existen herramientas lo suficientemente productivas como para reducir buena parte de nuestro trabajo y permitir que nos dediquemos a cosas más importantes (incluyendo cosas que no tienen que ver con nuestro trabajo, como el ocio, la familia o amigos), nos empecinamos en cambiar las reglas sociales para que emplear la mayor parte de nuestro tiempo trabajando continúe siendo siempre lo normal.

Hasta hace poco todo era urgente, todo requería atención y acción inmediata. Se ponían plazos arbitrarios de entrega a todo para apremiar a su realización y evitar unas determinadas consecuencias “negativas”, casi siempre ficticias.

Cada vez nos preocupamos más en los resultados a corto plazo, aunque signifique estar más vacíos que nunca. Se percibe en todas partes, en la política, en las empresas, en las redes sociales…

Ahora todo es también importante, todo tiene un impacto significativo en tus objetivos. Transformar lo urgente en importante es la forma de hacerte creer que todo lo que haces contribuye a tu carrera profesional y a tu desarrollo personal.

A todos les interesa que creas que “lo importante” es lo que les importa a ellos. De esa manera, consiguen que no pares de trabajar “por ti”. Antes necesitaban ponerte un horario para atarte al trabajo; ahora te convencen de la importancia de lo que haces para que trabajes las 24 horas del día.

En el mundo de las prisas, las urgencias, las interrupciones y las notificaciones constantes, cada vez es más difícil que seas el dueño de tu propia agenda.

Para ser capaz de recuperar el control, debes tener en cuenta estas tres cuestiones:

• No podemos hacer varias cosas a la vez, la multi-tarea no existe. Nuestra mente es mono-tarea. Lo que hace es cambiar rápidamente el foco de una cosa a otra, con importantes implicaciones en la calidad del trabajo resultante, en el estrés que ello acarrea, y en la disminución de la productividad que supone la pérdida de concentración que se produce cada vez que cambiamos el foco.
• Lo realmente importante pierde relevancia en un mundo donde se prima la imagen que proyectamos. Si tu imagen es lo más importante, quedas a merced de lo que quieran otros, aquellos a los que necesitas impresionar.
• La necesidad imperiosa de resultados inmediatos implica que sólo tendrás tiempo para trabajar. Todo lo demás queda relegado a un segundo plano.

Parece que nos han convencido de que dedicar tiempo a nosotros mismos es egoísta, y de que sólo hay una agenda, la laboral.

¿Qué podemos hacer para evitar, o al menos minimizar, este sinsentido?

Para dejar de vivir de esta manera debes ser capaz de gestionar tu propia agenda vital. Para ello necesitas un sistema en el que puedas manejar en paralelo, y de forma equilibrada, tanto tus asuntos profesionales como personales.

Tu sistema de gestión personal debe también reflejar tus objetivos y tus intereses, de manera que siempre tengas claro qué es “lo importante”. Es la única manera de estar al volante de tu vida y ser el dueño de tu agenda.

Necesitas un sistema que te invite a reflexionar. GTD es un sistema de gestión personal ideado para salirse del mundo vacío de la inmediatez e iniciar una vida en la que reine una efectividad calmada y llena de sentido. Levantar la vista de vez en cuando de tus acciones diarias es importante para lograr darle un sentido a tu vida.

¿Qué acciones estoy realizando estos días sólo por el qué dirán? ¿Me está costando decir no a cosas que en realidad no me interesan? ¿Estoy actuando con coherencia, de acuerdo a mis principios y a mis objetivos? ¿Estoy consiguiendo dar valor a mi vida personal dentro de todo este galimatías?

Todas estas preguntas se responden por sí mismas cuando has implementado los niveles de perspectiva de GTD — propósito, visión, objetivos, áreas de enfoque.

Cuestiones como equilibrar tu agenda laboral con tu agenda vital, y combinar las acciones del corto plazo con tus objetivos a más largo plazo, son fundamentales para no perder el rumbo. GTD te ayuda a recalibrar tu brújula cada vez que las cosas se tuercen.