Limita la entrada de información

Vivimos en una época en la que cada uno de nosotros tiene acceso a mucha más información de la que podría utilizar razonablemente en toda su vida. Nos convencemos a nosotros mismos que debemos estar al tanto de todo, que es parte de nuestra responsabilidad. No queremos perdernos nada, ni la última tontería. Así que dedicamos un tiempo precioso a seguir las noticias, las redes sociales, las reuniones, los informes… a obtener cualquier tipo de feedback.

Eso explica, en parte, que hoy en día no haya prácticamente ninguna persona que no sienta que siempre está ocupada. La realidad actual es que se producen demasiados inputs y no tenemos tiempo suficiente para preocuparnos de todos. Y si lo hacemos, la mayoría de ellos se convierten en meras distracciones, no nos aportan nada.

No sólo no nos aportan nada. Dedicarles una parte de nuestro tiempo (de nuestra vida) implica dedicarle menos tiempo a otras cosas que son ciertamente las que nos deberían preocupar. Y eso supone un coste emocional y un estrés innecesario.

Hay demasiada información. Y los medios se encargan de magnificar cada detalle, cada dato, para hacerlos atractivos. Y las redes sociales y las apps se encargan de enviarnos algún tipo de alerta en cuanto llevamos unas horas sin conectarnos, para llamar nuestra atención. Esta avalancha de inputs nos empuja a actuar de manera reactiva.

Para pensar con claridad es fundamental que seamos capaces de separar lo intrascendente de lo esencial. También debemos distinguir claramente entre lo que es urgente y lo que es importante.

Seguramente crees que eres de la clase de persona que siempre tiende a considerar los asuntos importantes en primer lugar, pero eso no es suficiente. Tienes que crear el tiempo, el espacio y el sistema que te permita centrarte en lo importante. De otra manera, es inevitable que una buena parte de esos inputs, muchos de ellos banales y carentes de valor, se hagan dueños de tu tiempo.

Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero no necesitas consumir noticias en tiempo real, no necesitas estar al tanto de la última moda y no necesitas responder a cada email en el momento en que llega. Puedes ir un poco por detrás de tus inputs. Puedes capturarlos y dejarlos ahí un tiempo. Puedes ser tú quien dirija tu vida.

Lo que es importante, seguirá siéndolo cuando decidas dedicarle tu tiempo. Lo que sea insignificante, se mostrará como tal y muchas veces desaparecerá por sí mismo, o simplemente lo eliminarás antes de procesarlo.

Cambiar esto requiere proactividad y disciplina. Significa bloquear determinados inputs, tener menos alertas y notificaciones, hacer un-follows, darse de baja en unas cuantas suscripciones, desviar ciertos emails a carpetas que solo mirarás de vez en cuando. Significa decir no a ciertas demandas y a ciertas personas que, de manera egoísta, solo te traen preocupaciones innecesarias. Significa no dejar de hacer lo que estás haciendo cada vez que aparece algo nuevo, se produce un sonido en tu móvil, o se activa una alerta en una app.

Si consideras que un input podría tener valor, captúralo en un sistema de confianza, donde puedas revisarlo más tarde. Si no, simplemente ignóralo. Luego, utiliza un momento del día para procesar y aclarar todas esas entradas que has recopilado. Algunas serán accionables y otras serán interesantes, y deberán ser organizadas para ser consumidas de manera conveniente. Otras, simplemente irán a la basura.

Capturar y Aclarar son las dos primeras etapas del flujo de trabajo de la metodología GTD para gestionar tu vida con eficacia. Hoy en día también se pueden considerar una filosofía de vida muy válida.

Para gestionar tu vida de manera efectiva y eliminar la ansiedad de tratar con tanta información vacía, debes crear barreras y tener un sistema de gestión en funcionamiento.

Con tranquilidad, en lugar de urgencia o agotamiento innecesarios, podrás pararte y prestar toda tu atención a lo que merece la pena. Sólo así podrás dar lo mejor de ti mismo.