Categoría: “Productividad Personal”

Los sistemas de gestión tradicionales, tanto personales como de negocios, se basan en la asignación de prioridades a cada uno de los proyectos o acciones a realizar. Es tan habitual que, en mayor o menor medida, todos estamos acostumbrados a trabajar de esa manera.

Como habrás observado, las distracciones pueden llegar de diversas maneras mientras te ocupas de una tarea concreta. Es tan grave que, incluso cuando estás obligado a cumplir un plazo de entrega cercano, te encuentras sucumbiendo a alguna forma de distracción. Por ejemplo, estás redactando un artículo, tienes el teléfono cerca y aparece una notificación de Facebook que te informa de que es el aniversario de boda de un amigo. Te sientes tentado a enviar un mensaje rápido y, antes de darte cuenta, empiezan a aparecer imágenes de años pasados y al final te acuerdas de que estabas trabajando después de haber estado una hora metido en Facebook.

¿Sabes lo que se siente cuando entras en un sitio, ya sea una tienda, un restaurante o una cafetería, y “la energía no es la adecuada”? No puedes explicarlo, pero todo está mal. No puedes relajarte, concentrarte en lo que se supone que tienes que hacer en ese lugar, y no puedes esperar a salir de allí.

Creo que una de las principales razones por las que mucha gente no está bien organizada y vive agobiada por la presión de su trabajo y sus tareas personales, es que no consiguen establecer los hábitos necesarios para, con calma, tenerlo todo bajo control.

Peter Drucker decía que ser efectivo es “hacer las cosas correctas”, y que eso es lo que se espera de cualquier trabajador del conocimiento. Ser efectivo es algo que cualquier persona querría ser en todas las circunstancias de su vida, no sólo en cuestiones profesionales.